martes, 15 de diciembre de 2015

LA PUERTA DE REGRESO AL CORAZÓN

LA PUERTA DE REGRESO AL CORAZÓN

Las compulsiones son caminos hacia la auto-consciencia…
- Por Mary O'Malley
(Imagen: horse_whisperer_by_charlotterittel-d5sx60g)
Irónicamente, no hay mejor maestro para aprender cómo estar realmente vivo que nuestras compulsiones. La clave para reunir toda la sabiduría que ellas nos ofrecen es transformar nuestra relación con ellas. Por lo general vivimos en una forma reactiva, luchamos contra ellas, después nos rendimos, y luego volvemos a pelear. Vivimos reaccionando a nuestras compulsiones porque las odiamos y les tenemos miedo. Hay una diferencia abismal entre vivir a través de la reacción y vivir a través de la respuesta. Hemos sido entrenados para reaccionar. Pensamos en términos de lo que debería ser y de lo que no debería ser, en términos de lo que fue y de lo que habrá de ser. Empujamos y tiramos, nos agarramos y nos resistimos en lugar de responder, en lugar de escuchar nuestras compulsiones, aprender de ellas, y llevar la luz de nuestra atención a lo que está sucediendo ahora mismo, aprovechando el impresionante poder de la simple curiosidad.
Lo que se resiste, persiste. Yo tengo una voluntad muy fuerte. Muchas veces dejé de comer por largos períodos de tiempo, sólo para terminar dándome un atracón de manera incontrolable. En varias ocasiones creí que finalmente había logrado controlar el impulso de comer en exceso. Gracias a Dios, nunca fui capaz de hacerlo. Estas son fuerzas sumamente poderosas que no pueden y no deben ser domadas, reprimidas. Si tratas de contener a un caballo, podrías montarlo, sin embargo el caballo habrá perdido su espíritu. Si descubres cómo relacionarte realmente con un caballo, él te entregará los dones de su espíritu salvaje y su gran velocidad. Un ejemplo de esta verdad se muestra en la película ‘Horse Whisperer’ El Hombre que Susurraba a los Caballos, basada en el amoroso trabajo que lleva a cabo Monty Roberts con los caballos.
Lo que funciona con los caballos también funciona con nuestras compulsiones. Si tratamos de frenarlas, de contenerlas, tendrán la tendencia de “mordernos el trasero.” Pero si aprendemos cómo relacionarnos con ellas, no sólo podremos sanar nuestras compulsiones, sino que también podremos sanarnos a través de ellas. Fue cuando aprendí a soltar mi odio y mi miedo a las compulsiones y cuando me volví curiosa acerca de lo que estaba pasando dentro de mí que comencé a sanar y  ser sanada por ellas. Cada ola de compulsión para la que fui capaz de estar presente se disolvía cada vez más de la prisión de mi mente abriendo la puerta de mi corazón. En un principio sólo pude estar allí por un momento o dos, pero cada momento marcaba una gran diferencia. Más que dejarme en una profunda desesperación, mis momentos compulsivos comenzaron a dejar misericordia y alegría a su paso.
A pesar de que llegué a sentir que había pagado un alto precio por mis compulsiones, a la larga, me han dado mucho más de lo que me pudieron haber quitado. Jamás me permitieron manejar y controlar mi camino hacia una curación temporal que me mantuviera separada de la curación duradera que realmente anhelaba. Estrellándome una y otra vez contra el muro de mi propia impotencia, redujeron a la nada mis opciones hasta que lo único que me quedó fue abrirme y convivir con ellas. Tuve que permitirles llevarme de vuelta a mí misma - no a la idea de lo que yo debía ser, sino a una real y amorosa conexión conmigo misma, exactamente como soy. Conforme fui capaz finalmente de decirme la verdad acerca de mi experiencia y aceptarla - en lugar de sentir vergüenza o miedo - las nubes comenzaron a despejarse. Poco a poco me moví de un 'Yo no soy/debería ser’ hacia la maravillosa y rica experiencia de ¡'Yo soy’! Esto ha disuelto tantos de los que yo llamo 'nudos del yo no soy’ en mi cuerpo, en mi mente y en mi corazón, ayudándome a abrirme alegremente a la vida  de nuevo.
Aprender a responder a nuestras compulsiones en lugar de reaccionar a ellas es una experiencia radicalmente diferente de lo que nos han enseñado. Para hacer este cambio, ayuda poner atención a los muchos regalos que vayamos recibiendo conforme aprendamos a cómo escuchar nuestras compulsiones en lugar de vivir en el péndulo de la reacción. Las compulsiones nos pueden mostrar qué tan atrapados estamos en nuestras cabezas y revelarnos la futilidad de querer tener el control. Es increíble a qué grado creemos que 'entrenar’ nuestras compulsiones en la sumisión nos traerá la curación que anhelamos, a pesar de que existe evidencia de que no es así. Recuerda las estadísticas: 95 a 98% de todo el peso que se pierde, más unos cuantos kilitos más, se recuperan en un lapso de año y medio. Y aún así, los libros que tratan sobre dietas, siguen siendo losbestsellers de todos los tiempos. También es verdad que la tasa de reincidencia en los centros de rehabilitación de drogas y en los programas de trastornos alimentarios es muy alta. Y parece que si controlamos una compulsión, normalmente llega otra para tomar su lugar. Nuestras compulsiones están tratando de enseñarnos cómo ser curiosos. Sólo soltarán el control conforme aprendamos a responder a lo que está ocurriendo, en lugar de simplemente reaccionar a ello. Esta es una manera mucho más eficaz de utilizar nuestras mentes. En lugar de estar constantemente tratando de cambiar lo que es, una persona que ha aprendido a ser curiosa acerca de lo que está pasando, incluso sólo por un momento, puede moverse de los más densos estados de mente y del más cerrado de los corazones a una curación a través de la libertad y la misericordia.
Las compulsiones abren la puerta de regreso al corazón, revelando la comprensión y la misericordia de las que tanta hambre tenemos. Este es uno de los regalos más importantes que traen, porque es en el corazón donde la verdadera curación se da. Las compulsiones hacen esto revelando qué tan cerca están nuestros corazones a muchas partes de nosotros mismos. Al reconocer la profundidad que tiene la autocrítica, somos capaces de entrar en comunión con las partes que hemos repudiado, y lo hacemos con misericordia. Esta es la curación que anhelamos, la curación de una relación amorosa con nosotros mismos.

(Un extracto traducido por Tarsila Murguía de 'THE GIFT OF OUR COMPULSIONS: A Revolutionary Approach to Self-Acceptance and Healing)

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